COBERTURA:95% DEL TERRITORIO NACIONAL
Calienta el corazón, enfría bien el vino,
recita algunos versos, enciende un cigarrillo,
apaga todas las luces, pon esmero,
arréglate la ropa, mírate en el espejo.
Peinate como entonces, igual que aquellos días,
reviéntate el granito junto al labio, suspira,
bebe a sorbos y mira por el balcón abierto,
puedes incluso tararear algún bolero.
Enciende la televisión, que tal vez pongan
las viejas películas de la Baccal y Bogart,
mira otra vez la hora, recorre los pasillos,
comprueba que en la cocina gotea aún ese grifo.
Abre el frigorífico y pica cualquier cosa,
túmbate en la cama, muerde la almohada, llora,
maldice, blasfema, si así lo quieres da un grito,
pero nunca jamás, no cojas ese teléfono maldito.
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Recibiré postales del extranjero,
tiernas y ajadas, besos, recuerdos.
¿Cómo están todos? Te echo de menos.
Cómo pasa el tiempo...
Seremos otros, seremos más viejos,
y cuando por fin me observe en tu espejo,
espero al menos que me reconozca,
me recuerde al que soy ahora.
Aquellas manos, aquella mujer,
aquel invierno no paraba de llover,
perdona que llegue tan tarde,
espero saber compensarte.
Estás tan bonita, te invito a un café,
la tarde es nuestra, desnúdame.
Tras el relámpago te decía: "Siempre
recogeré flores en tu vientre".
Otro hombre dormirá contigo
y dará nombre a todos tus hijos.
Ven, acércate a mí,
deja que te vea,
que otras primaveras
te han de llevar muy lejos de mí.
Vértigo, que el mundo pare,
que corto se me hace el viaje.
¿Me escucharás, me buscarás,
cuando me pierda
y no señale el norte
la estrella polar?
Las frías mañanas en la facultad,
tú casi siempre huías conmigo al bar,
y me enfadaba si preferías
el aula a mi compañía.
Sobre la mesa botellas vacías,
qué sano es arrancarte esa risa,
y ahora cambiemos el mundo, amigo,
que tú ya has cambiado el mío.
¿Qué haré cuando te busque en la clase,
y mi eco me responda al llamarte?
Otros vendrán y me dirán
que te marchaste,
que te cansaste
ya de esperar.
Vértigo, que el mundo pare,
que corto se me hace el viaje.
¿Me escucharás, me buscarás,
cuando me pierda
y no señale el norte
la estrella polar?
Y la ronquera, los traicioneros nervios,
que me atacaban antes de cada concierto,
viejas canciones, antiguos versos,
que espero retenga algún eco.
Y en el futuro espero, compañero, hermanos,
ser un buen tipo, no traicionaros.
Que el vértigo pase y que en vuestras ventanas
luzca el sol cada mañana.
Pero basta de lamentos,
brindemos, es el momento,
que estamos todos
y no falta casi nadie,
que hay que apurar
la noche que acaba de empezar.
Vértigo, que el mundo pare,
que corto se me hace el viaje.
¿Me escucharás, me buscarás,
cuando me pierda
y no señale el norte
la estrella polar?
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DONDE ESTARÁS
El tiempo imparable plateará nuestras sienes
y hará de nuestros recuerdos cenizas y humo.
Tú y yo, ahora amándonos cada vez más lejos,
seremos engullidos por un oscuro futuro.
Seremos esa generación perdida
apuntalando las ruinas.
Dónde estarás.
Mientras esperas a que amanezca
conocerás a un hombre, te robará el misterio.
Te dará una casa y muchos hijos,
y romperá tu hechizo, cubriéndote de dinero.
Pero serás una mujer perdida
apuntalando las ruinas.
Dónde estarás.
Niños de azul marino y corbata
se despedirán de ti cada mañana.
Cultivando el cáncer que nos unió,
amarillos los dedos, gris el pulmón.
Dónde estarás.
Con el BMW directa a la gimnasia,
con Gin Tonic ahogando la menopausia,
hora en la peluquería para tapar esas canas,
echándome de menos artrosis en el alma.
Dónde estarás.
Tendrás largas tardes de aburrimiento,
de ginebra y largos cigarrillos bajos en nicotina.
Y mientras tu marido te jura
que no te engaña, por su vida,
soñarás conmigo huyendo de esa rutina.
Pero serás una mujer perdida
apuntalando las ruinas.
Dónde estarás.
Cualquier día nos cruzaremos por la calle
y tú dudarás si pasar de largo o saludarme.
- "¿Cómo estás, qué tal tus hijos?" - "Cada día más grandes".
- "¿Y qué tal tu marido?" - "Perdona, pero se me hace tarde".
- "Llámame cualquier día".
Hay que ver cómo es la vida.
Dónde estarás.
Niños de azul marino y corbata
se despedirán de ti cada mañana.
Cultivando el cáncer que nos unió,
amarillos los dedos, gris el pulmón.
Dónde estarás.
Con el BMW directa a la gimnasia,
con Gin Tonic ahogando la menopausia,
hora en la peluquería para tapar esas canas,
echándome de menos artrosis en el alma.
Dónde estarás.
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CAPERUCITA
Caperucita sólo tiene dieciséis
primaveras sin flores, papá le dice: "Ven.
Caperucita eres joven y tienes que aprender
a ocuparte de la casa, que serás una mujer.
Para que seas buena esposa
y no envejezcas sola,
en la cama y la cocina has de saber
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo,
que te atrapa tu destino,
que has de ser madre y esposa".
Y la pobre Caperucita llora.
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad".
Una fría tarde Caperucita iba
a casa de su abuela a llevarle comida,
cuando se encontró con un lobo feroz.
Dime dónde vas niña, que te acompaño yo.
La muchacha se supo perdida.
Gritaba Caperucita
mientras la devoraba el lobo.
Bajo la falda del vestido
estallaron los dormidos
sueños que en la noche
la mantenían viva. Pobre Caperucita.
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad".
Una gris mañana Caperucita se casó,
vestida de blanco, bella como una flor.
Su marido, muy elegante, otro lobo feroz,
y su padre orgulloso lloraba de emoción.
Ahora cada noche el lobo la devora,
clava sus dientes, y llora
Caperucita mientras espera a que un aullido
le diga que el dormido animal despertó.
Después descansa tranquilo el malvado lobo feroz.
La cara de Caperucita alumbra una sonrisa
mientras mece una cuna. En ella está una niña,
quizás futura oveja para un lobo feroz,
a no ser que afortunada la rescate tu amor.
Caperucita la arrulla contra el pecho
y un murmullo lento, lleno
de esperanza y vida,
canta Caperucita.
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad.
Quiero volar".
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YO QUIERO SER MUY PROMISCUO
Yo quiero ser muy promiscuo, cual mis hermanos mayores,
tocar nalgas, tocar pechos, con todas las precauciones.
Yo quiero ser muy promiscuo, como todos mis amigos,
ya que de un tiempo a esta parte, no duermo si no me fustigo.
Ahora que dice la tele que la juventud actual,
está pasando una etapa de desenfreno sexual,
y que ni el SIDA ni el Papa han conseguido evitar
que tiernos mozos y mozas se den al goce de amar
Y por eso yo te digo que quiero ser muy promiscuo,
y revolverme en el lodo del pecado original,
porque estoy un poco harto del pecadillo de Onán.
Yo quiero ser muy promiscuo, como el eximio escritor,
y fiel votante del PP, Fernando Sánchez Dragó,
que ha gozado de mujeres, no de una sino de un millón,
y cada una diferente, que creo que es mucho mejor.
Yo quiero ser muy promiscuo, pero resulta cansado,
lo sé porque me lo ha dicho alguien muy documentado.
Yo la verdad de estas cosas hablo más por referencia,
ya que mi prima Paulina es mi única experiencia.
Pero ya estoy decidido a seguir por esta senda,
de desenfreno y orgía, de cachondeo y de juerga,
y voy a dejar muy claro a mis dos progenitores:
"Yo salgo del seminario por poderosas razones".
Y por eso yo te digo que quiero ser muy promiscuo,
y revolverme en el lodo del pecado original,
porque estoy un poco harto del pecadillo de Onán.
Yo quiero ser muy promiscuo, no quiero novia ni nada,
sólo relaciones cortas con niñas desenfadadas,
con niñas desenfadadas, con niñas desenfadadas.
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AMO TANTO LA VIDA
Amo tanto, tanto la vida, que de ti me enamoré,
y ahora espero impaciente ver contigo amanecer.
Si se acaba este milagro, si se consume mi voz,
si me das un último portazo, ¿en qué calle moriré yo?
Estás tan bonita esta noche, te sienta el pelo recogido tan bien.
Pídeme cualquier deseo, poco te puedo ofrecer.
Lloras, gritas, bajo la lluvia, como el ángel Lucifer.
Somos de nuevo herida abierta, mala tierra trágame.
Trágame.
Amo tanto, amo tanto la vida, que de ti me enamoré,
y de amarte tanto, tanto, puede que no te ame bien.
Si yo fuera tu asesino conmigo nunca tendría clemencia,
y me condenaría a muerte, que es condenarme a tu ausencia.
Que no haya mas despedidas, que no eres Ilsa Lazlo ni yo Rick Blaine,
ni soy tan idiota, no te dejaría ir con él.
El próximo avión que tomes conmigo lo tendrás que hacer,
y el camino de regreso yo te lo recordaré.
Yo te lo recordaré.
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EL CAMINO DE REGRESO
Eran conocidos en las calles del barrio,
conocidos en todos los bares y tabernas.
Él tan alto, tan serio, tan pálido y delgado,
ella morena y frágil, tan graciosa y pequeña.
Él rondaba, más o menos, los cincuenta,
y ella debía tener no más de veinticuatro.
Él daba clases, creo, en alguna academia,
y ella estudiaba, creo, un curso de italiano.
Bebían y se amaban, o eso parecía,
discutían a veces, a veces sonreían,
se besaban y odiaban, pero nadie es perfecto,
el amor es difícil y extraño en estos tiempos.
La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
Él entró una noche en el bar de costumbre,
iba vestido todo de riguroso luto,
venía borracho y solo, traía el gesto serio,
y en las manos una corona de difuntos.
Ella le había dejado, nos explicó sereno,
y había decidido considerarla muerta,
y brindar por su olvido y su descanso eterno,
y celebrar su entierro de taberna en taberna.
Así que allá nos fuimos, y para qué contaros:
vasos vinos y risas, alguna vomitona,
abrazos de amistad, eterna aquella noche.
Requiescat y brindemos por ella y su memoria.
La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
Al salir de El Almendro ya iba muy borracho,
se desplomó en el asfalto y me incliné a su lado.
Supe que estaba muriéndose de golpe,
dijo algo en mi oído, se deshizo en mis brazos.
Se lo llevó la ambulancia con su corona y todo,
y yo me fui a cumplir con su encargo maldito.
Llegué hasta el bar que él me había indicado
y busqué a la muchacha entre el humo y el ruido.
Por fin la vi, bailaba muy despacio,
refugiada en el cálido pecho de un muchacho.
Le conté, me escuchó, se abrazó a su pareja.
Yo no sé si lloró, no se veía apenas.
La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
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LA EXTRAŃA PAREJA
Eran conocidos en las calles del barrio,
conocidos en todos los bares y tabernas.
Él tan alto, tan serio, tan pálido y delgado,
ella morena y frágil, tan graciosa y pequeña.
Él rondaba, más o menos, los cincuenta,
y ella debía tener no más de veinticuatro.
Él daba clases, creo, en alguna academia,
y ella estudiaba, creo, un curso de italiano.
Bebían y se amaban, o eso parecía,
discutían a veces, a veces sonreían,
se besaban y odiaban, pero nadie es perfecto,
el amor es difícil y extraño en estos tiempos.
La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
Él entró una noche en el bar de costumbre,
iba vestido todo de riguroso luto,
venía borracho y solo, traía el gesto serio,
y en las manos una corona de difuntos.
Ella le había dejado, nos explicó sereno,
y había decidido considerarla muerta,
y brindar por su olvido y su descanso eterno,
y celebrar su entierro de taberna en taberna.
Así que allá nos fuimos, y para qué contaros:
vasos vinos y risas, alguna vomitona,
abrazos de amistad, eterna aquella noche.
Requiescat y brindemos por ella y su memoria.
La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
Al salir de El Almendro ya iba muy borracho,
se desplomó en el asfalto y me incliné a su lado.
Supe que estaba muriéndose de golpe,
dijo algo en mi oído, se deshizo en mis brazos.
Se lo llevó la ambulancia con su corona y todo,
y yo me fui a cumplir con su encargo maldito.
Llegué hasta el bar que él me había indicado
y busqué a la muchacha entre el humo y el ruido.
Por fin la vi, bailaba muy despacio,
refugiada en el cálido pecho de un muchacho.
Le conté, me escuchó, se abrazó a su pareja.
Yo no sé si lloró, no se veía apenas.
La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.
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EL CAMINO DE REGRESO
Hasta entonces nunca me habían aterrado
de esta forma los aeropuertos.
Lléname de abrazos, lléname de besos,
creo que anunciaron tu vuelo.
Y entre lágrimas tu figura es devorada por la gente,
y una fiera malholiente clava en mi alma sus afilados dientes.
Sus afilados dientes.
Quedo con el sabor metálico de la soledad
y deshojo el calendario.
Tengo miedo, tengo frío y dudo,
y hago repaso.
Fugaz e indeterminado, como un sueño ha comenzado
esta historia y no sé, en verdad, si fue real.
Quién me iba a decir que te iba a encontrar una noche casual,
yo ejerciendo de torpe sentimental.
"¿Qué haces aquí? A punto estaba de marcharme,
qué bueno es encontrarte".
Y tú y yo inmóviles, y en torno a nosotros
giraban colores, pasaban horas, rostros.
Pasaban horas, rostros.
Pero nada de esto era importante,
"así que háblame de ti y no pares".
Apenas te dejaba la música con su metralla.
"Cuéntame cómo era todo antes".
Aunque seriamente dudo si en verdad hubo un antes,
sólo recuerdo bien, con nitidez, que hubo un después.
Entre empujones, entre la gente,
me acerco torpemente con taquicardia adolescente,
en aquel bar donde no entra ni un rayo de luz,
sé que fuera, sé que fuera amanece.
Sé que fuera amanece.
Nuevos reencuentros, nuevas confesiones, y de repente me veo
perdido en un aeropuerto,
con las pesadillas que día a día me acompañan, cotidianas,
con las que me atormento:
A qué son bailan tus caderas,
qué sudores te alimentan, tengo tanto miedo
de que olvides el camino de regreso,
el camino de regreso.
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MEXICO INSURGENTE
Disco: Atrapados en azul
Estreno: anterior a marzo 1995
Letra: Daniel Serrano
Música: Ismael Serrano
En el estado de Chiapas, muy cerca de Guatemala,
las masas de campesinos se han levantado en armas.
El Subcomandante Marcos se llama aquel que les manda,
y lucha junto a los indios para liberar la patria.
Los milicos le persiguen y quisieran que acabara
como aquel héroe del pueblo, comandante Che Guevara.
El primer día de enero bajaron de las montañas,
guerrilleros zapatistas para lanzar sus proclamas.
Piden tierra y libertad, como Emiliano Zapata,
y a lomos de su caballo toda América cabalga.
Los hijos de mil derrotas, y su sangre derramada,
van a reescribir la historia, y han empezado por Chiapas.
Piden tierra y libertad, como Emiliano Zapata,
y declaran este estado zona revolucionaria.
Mejor que morirse de hambre es pelear con dignidad,
y que sirva cada bala para defender la paz.
Vivan los héroes de Chiapas y el Subcomandante Marcos,
que vivan Villa y Zapata, y que caigan los tiranos,
que vivan Villa y Zapata, y que caigan los tiranos.
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UN MUERTO ENCIERRAS
Como tantas madrugadas encerrados en un coche,
en una calle sin luz, una calle sin nombre,
los dos frente a frente se miran despacio,
tras dedicarse al amor y su trabajo.
Secan su sudor, secan su sudor,
tal como han aprendido, no han olvidado.
Él piensa "ya nada es lo de antes,
la vida debe estar en otra parte",
donde no la divisa porque ella le ciega
con cárceles de oro, con amor sin tregua.
Ya nunca volverán, ya nunca volverán,
ya nunca volverán a hacer nada por vez primera.
Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.
Él le regala unas manos llenas de mentiras,
ya no le parece tan bello el cuerpo que acaricia.
Ayer eclipse de sol eran sus pupilas,
hoy son lagunas negras donde el mal se hacina.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se termina.
Ella ya no ama sus vicios, le busca en los ojos,
pasa un ángel volando y se encuentra con otro.
Ayer sus dos brazos eran fuertes ramas
donde guarecerse, hoy son cuerdas que atan.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se acaba.
Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.
Él decide por fin vomitar las ideas,
ella lo sabe y tranquilamente lo espera.
Sin calma planea su fuga este preso,
ella no lo mira, no aguanta su aliento.
Ya llegó el final, y van a encontrar
en su corazón arena de desierto.
Perdida la calma, se pone muy serio,
cunde el pánico y le invade un horrible miedo.
Su boca cobarde pronuncia: "Te quiero.
No te vayas nunca, no te vayas lejos".
Y ella echa a temblar, ella echa a temblar,
ella echa a temblar: "Yo también te quiero".
Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés,
un muerto encierras.
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ATRAPADOS EN AZUL
Hace veinte años vivías atrapado en el gris,
otro tiempo, otro color,
y te esperaban impacientes en casa,
te habían cogido y nadie sabía si vendrías hoy.
El tiempo ha pasado, las cosas han cambiado,
quizás se respira mejor,
pero corremos delante de los mismos,
pasado el tiempo hay quién no envejeció.
Vivimos atrapados en azul,
atrapados en azul,
atrapados en azul,
ellos me protegen de ti, ¿de ellos quién me va a proteger?
Atrapados en azul,
atrapados en azul.
De día uniformados, de noche encapuchados,
imparten la misma ley.
Lloverán sapos y culebras, lloverán piedras,
y luego os preguntaréis por qué.
Seas rojo, negro o chino,
o si te pasaste de listo, aprenderás tu lección.
Las cámaras nunca recogen lo que sucede en la celda,
entre uno y otro furgón.
Y es que vivimos atrapados en azul,
(madre preocúpate),
atrapados en azul,
(si a tu hijo llegan a coger),
atrapados en azul,
ellos me protegen de ti, ¿de ellos quién me va a proteger?
Atrapados en azul,
atrapados en azul,
atrapados en azul,
(a por ellos),
atrapados en azul,
(tenles miedo),
atrapados en azul,
ellos me protegen de ti, ¿de ellos quién me va a proteger?
Atrapados en azul,
atrapados en azul.
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ANA
Ana, es tan corta la vida,
y son tantas despedidas
llenas de promesas vanas.
Ana, ¿qué será de nosotros
cuando caigamos y otros
ocupen nuestro lugar?
Ana, ¿dónde será la batalla
próxima en que perdamos
la guerra contra la soledad?
Ana, volverás a escuchar
las piedras que contra tu ventana
lanzó la felicidad.
Lanzó la felicidad.
Ana, es tan corta la vida,
quizás me vuelva mentira
y no te conozca mañana.
Ana, cuando te esconda un abrazo
recuerda entonces el año
en que forjamos la paz.
Ana, quizás me marche y no vuelva,
quizás me muera y no tengas
que maldecirme jamás.
Ana, te veo y me declaro culpable
de desear tu presencia
más que desear la paz.
Ana, ¿qué hago yo con mis canciones,
con el manojo de escarcha,
con mis ganas de matar?
Ana, ¿qué hago yo con las montañas
de papeles que he firmado
jurando morir o amar?
Jurando morir o amar.
Ana.
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ULTIMAMENTE
Últimamente ando algo perdido,
me han vencido viejos fantasmas,
nuevas rutinas.
Y en cada esquina acecha un ratero
para robarme las alhajas, los recuerdos,
las felicidades.
De un tiempo a esta parte
llego siempre tarde
a todas mis citas.
Y la vida me parece una fiesta
a la que nadie
se ha molestado en invitarme.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto, no amarte,
no amarte.
Últimamente ando desconcertado,
así que ponte a salvo, porque en este estado
ando como loco.
Y me enamoro de mujeres comprometidas,
llenas de abrazos,
llenas de mentiras.
De un tiempo a esta parte, a mi amor propio algo le falta,
lo has dejado unos puntos
por debajo del de Kafka.
Y la vida me parece una fiesta
a la que nadie
se ha molestado en invitarme.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto, no amarte,
no amarte.
Últimamente planeo una huida
para rehacer mi vida,
probablemente en Marte.
Seguro que allí no hay nadie empeñado en aconsejarme:
"Ismael, ¿qué te pasa?
No estudias, no trabajas".
Y qué vamos a hacerle,
si es que últimamente ando algo perdido,
si te necesito.
Si de un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto, no amarte,
no amarte.
Han de venir tiempos mejores,
cometeré más errores, daré menos explicaciones,
y haré nuevas canciones
en las que te cuente cómo, últimamente,
son tan frecuentes tristes amaneceres
ahogando mis finales,
repetidos, cansados,
miserables,
llenos de soledades.
De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto, no amarte,
no amarte.
|
AL BANDO VENCIDO
Se van llevando la memoria,
queda en la historia una mancha, un borrón.
Mientras el resto sufre amnesia,
un viejo recuerda una canción,
de aquella lejana batalla
donde pudo morir,
en una guerra no ganada,
a veces me pregunta por ti.
Se cree aún en la trinchera,
otra bandera, de otro color,
solemne en su viento ondea,
sobre la cima y en su salón.
A veces habla con fantasmas
de cuyo nombre se olvidó.
Vencidos, nunca regresaron
de su exilio interior.
Ni un momento, ni un recuerdo,
para los que perdieron, los que construyeron
la tumba, el mausoleo,
de la miseria, del carnicero.
¿Cómo esperas ganar sin ellos
las batallas que anteriormente perdieron?
Si han de callar, que callen aquellos,
los que firmaron pactos de silencio.
Tratan de convencerle, abuelo,
las explosiones han terminado.
Pero cuando sale a la calle,
Madrid parece bombardeado.
Y lee escritos en los muros,
gritos contra los que luchó,
y personajes de rostro oscuro
que le inculcaron el terror.
Y un día, sin darnos cuenta,
el viejo, con sus historias, se consumió
Y en la memoria de su nieto
sólo una huella, un leve borrón,
de aquella lejana batalla,
donde pudo morir,
en una guerra no ganada
donde luchó por ti.
Donde luchó por ti.
|
RECUERDO
Me levanto temprano, moribundo.
Perezoso resucito, bienvenido al mundo.
Con noticias asesinas me tomo el desayuno.
Camino del trabajo, en el metro,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.
Y en el asiento de enfrente,
un rostro de repente,
claro ilumina el vagón.
Esos gestos traen recuerdos
de otros paisajes, otros tiempos,
en los que una suerte mejor me conoció.
No me atrevo a decir nada, no estoy seguro,
aunque esos ojos, sin duda, son los suyos,
más cargados de nostalgia, quizás más oscuros.
Pero creo que eres tú y estás casi igual,
tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad.
Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores,
del interrogante en tu mirada.
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.
Dejando en los portales los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro",
y detrás de cada huida estabas tú, estabas tú.
En las noches vacías en que regreso
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo.
A ahora que te encuentro, veo que aún arde
la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde
para nacer de nuevo, para amarte.
Debo decirte algo antes de que te bajes
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos, y tal vez recordarte,
que antes de rendirnos fuimos eternos.
Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
"¿Cómo estás? Cuánto tiempo, ¿te acuerdas de mí?"
Y una sonrisa tímida responde:
"Perdone, pero creo que se ha equivocado".
"Disculpe, señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años".
Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.
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YA QUISIERA YO
Ya quisiera yo ser librepensador,
no oír el rugir de tripas de tantos, ni su llanto, ni su dolor,
establecerme correcto, filósofo, neutral, independiente,
manejarme bien con toda la gente.
Ya me gustaría a mí alinearme con los no violentos,
regalar flores, descalzo, arrancadas de algún tiesto,
sin tener que poner la otra mejilla para nadie,
a no ser amenazado por ningún indeseable.
El caso es que me afectan las cotidianas tristezas,
la de los supermercados, la del metro y las aceras,
también las que me quedan lejos,
las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.
El caso es que me parecen buena gente,
algunos luchadores del ocaso,
que se parten el pecho por ser escuchados,
que morirán en alguna esquina, tiroteados.
Quisiera ser más listo, pasar de largo,
saberme libre de culpa y limpio de pecado,
y ser alma caritativa, Maria Goretti o santa,
sufrir sólo un poquito, sólo lo que Dios manda.
No entender de política, ni de sus actualidades,
convencerme que es red de araña, nido de alacranes,
y mutilar mi alma y mi esencia de animal social,
saberme superior a tanta frivolidad.
El caso es que me afectan, quizás demasiado,
la tristeza de los suburbios, el drama urbano,
saber que seremos caníbales dentro de poco
y que no habrá carne suficiente para todos.
El caso es que me afecta, quizá más de lo normal,
tener tanto miedo al cruzar mi portal,
ver que arde mi ciudad o que sangra el asfalto.
Quizá debería ver menos el telediario.
Quisiera ser más listo, adoptar bien la pose,
librarme de etiquetas, hasta la de hombre,
y entender que sólo yo me entiendo
y que no me entiende nadie,
ser un buen ciudadano formal y respetable.
Omitir de mis canciones
palabras como: compañero, obrero,
justicia, guerrilla, paz, hambre o miedo,
y hablar del amor, de cosas bonitas, de mis recuerdos,
contar alguna anécdota graciosa
de cuando era quinceañero.
El caso es que me afectan las cotidianas tristezas,
la de los supermercados, la del metro y las aceras,
también las que me quedan lejos,
las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.
El caso es que me parecen buena gente,
algunos luchadores del ocaso,
que se parten el pecho por ser escuchados,
que morirán en alguna esquina, tiroteados.
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REGRESA
Pasan ya varios días sin ti.
¿Dónde te has metido? ¿Dónde te escondiste de mí?
Acuchillo estrellas y grita la gente al ver,
llena de tristeza, que mi corazón arranqué.
Te dije: "En tu ausencia cuido de Madrid,
que yo estaré bien", y aquí te mentí.
Repaso lugares, me convierte en sal el dolor.
Las calles de Huertas (1), donde ella borracha gritó
mi nombre en las barras, de los bares en que la amé.
La guerra en su cuerpo, creo que fue ayer.
Rendido, empapado en alcohol y en su ausencia,
sangrando la herida que ha abierto esta espera,
gritando: "¿Dónde estás, rubia? Regresa".
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VINE DEL NORTE
Vine del norte buscando una canción y una cruz,
y allí se cruzó un cometa, y en su estela estabas tú.
En Madrid seguiría lloviendo, triste como lo dejé,
y en Santiago con tus luces y su noviembre me quemé.
Y fue después de un concierto, una noche en tu universidad,
allí te encontré de nuevo, "Hoy te invito a carretear".
"Acepto gustoso tu oferta, sólo con una condición:
que no se acabe esta noche y que no me enamore yo".
Andando por La Alameda, tú me empezaste a contar
causas, azares y luchas, en estos días y al pasar
por delante de La Moneda, tú tarareaste a Jara.
Me miraste, "Así tan duro, tienes un aire a guevara".
Y entramos en un bareto, y allí alguien cantaba a Fito.
"A este paso me enamoro, sólo me falta otro pisco".
"Déjate de historias, súbete ahí, y cántame una de Silvio".
"Sólo si me das un beso", y todos cantaron conmigo.
Salimos del bar borrachos, agarrados de la mano,
y en la calle como siempre jodiendo andaban los pacos.
Tú les gritaste "¡Asesinos!", y los dos echamos a correr.
Tú reías, y en tu risa yo me veía caer.
Pero, "¿Dónde has estado este tiempo? Se hace tarde, vete a casa",
y en tu abrazo a lo lejos, creí oír a los Parra,
cantando para nosotros. Será mejor que me vaya.
Ahí quedé, solo, gritando, sin ti, "Te recuerdo, Amanda".
"Te recuerdo, Amanda".
Al tiempo llegué a mi norte, con una canción y una cruz,
con la estela de un cometa, con tu mentira y con tu luz.
En Madrid seguía lloviendo, tal como lo dejé,
y en Santiago tantas cosas, hoy me muero por volver.
Hoy me muero por volver.
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SIN TI A MI LADO
Estoy cansado de hacer el mismo recorrido, el mismo trabajo,
ver las mismas caras, los mismos paisajes, sin ti a mi lado.
Mi vida, poco a poco, se va llenando de esos días
tristes, grises y opacos, que uno omite en su biografía.
Cansado de ir cada noche a los mismos bares,
buscándote aunque sé que no estás, que no voy a encontrarte.
Cansado de ir cada noche lamentando tu ausencia,
directamente a tu altar para hacerte una ofrenda.
Mañana será tarde si vienes a buscarme.
Mira en tu buzón, dejé un mensaje.
No todo está perdido, encuéntrate conmigo,
tú bien conoces el camino.
A esas horas, en las que casi todos engañan a sus amantes,
casi siempre encuentro un buen momento para asesinarme.
Y entre muerte y muerte miro a la ventana,
con la vana esperanza de ver que Madrid se consume entre llamas.
Tú quizás mientras busques un horario perdido
o cantes una canción para dormir a un niño.
Tú mientras busques en papeles perdidos
la letra de una canción que yo te he escrito.
Mañana será tarde si vienes a buscarme.
Mira en tu buzón, dejé un mensaje.
No todo está perdido, encuéntrate conmigo,
tú bien conoces el camino.
Mañana será tarde si vienes a buscarme.
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TIERNA Y DULCE HISTORIA DE AMOR
Mi vida empezó aquel día en la inauguración de un polideportivo
a la que fui invitado en calidad de diputado
y como miembro del partido.
Cuando te vi pasar por la otra acera,
con tus recién cumplidos quince años,
salías de la escuela.
Y se hizo luz, se hizo silencio, y en un momento
todo paró y nació el amor.
Nació el amor.
Vestías el uniforme de la escuela:
el jersey verde, la falda de cuadros,
hasta las rodillas las medias.
Sobre los hombros una pesada cartera.
Quién fuera tu porteador, tu tutor,
tu institutriz o tu maestra.
Para estar cerca siempre de ti
y dedicarte mil atenciones,
mil atenciones.
Me darán de lado, me quitarán mi escaño,
sólo porque te amo.
Estoy perdido, me echarán del partido,
no tiene sentido.
Y qué le voy a hacer, y qué dirá mi mujer
cuando sepa que te quiero.
El mundo entero querrá mi cabeza a sus pies.
A sus pies.
En los plenos del congreso no hacía otra cosa que pensar en ti,
y día a día iba a tu colegio
para verte salir.
Hasta que un día el amor rebosó en mi cuerpo
dulce, violento. Y así, corriendo,
fui hacia ti y te pregunté:
"Buena muchacha, te acompaño a casa".
No olvidaré cómo dijiste "Como quiera usted".
"Como quiera usted".
Poco a poco nuestra relación se fue formalizando,
hacíamos juntos los deberes
mientras íbamos a tu casa andando.
Hasta un día logré invitarle al cine a ver El Rey León.
Cuando las hienas acechaban al héroe
contra mi pecho mi pequeña se estrujó.
Y se hizo luz, se hizo silencio, y en un momento
todo paró y nació el amor.
Nació el amor.
Me darán de lado, me quitarán mi escaño,
sólo porque te amo.
Estoy perdido, me echarán del partido,
no tiene sentido.
Y qué le voy a hacer, y qué dirá mi mujer
cuando sepa que te quiero.
El mundo entero querrá mi cabeza a sus pies.
A sus pies.
Pero como todas las historias de amor,
al menos las más bellas,
la nuestra por supuesto también
acabó en tragedia.
Y a su madre al enterarse le entró la histeria,
me denunció, y puso un matón
para seguir a su pequeña.
Y una gris tarde fui a buscarla y aquel matón,
por tres sitios, la cara me rompió.
La cara me rompió.
Pronto se hicieron eco de la noticia
los medios de comunicación,
y un moderno cantautor
me compuso una canción.
Durante una temporada El Mundo
me dedicaba sus portadas,
y para darle mayor gravedad
Pedro J. un editorial.
Y tertulianos en la radio y la tele comentaban
cómo la juventud se pierde.
Ay, ¡cómo se pierde!
Me darán de lado, me quitarán mi escaño,
sólo porque te amo.
Estoy perdido, me echarán del partido,
no tiene sentido.
Y qué le voy a hacer, y qué dirá mi mujer
cuando sepa que te quiero.
El mundo entero querrá mi cabeza a sus pies.
A sus pies.
El comité disciplinario del partido,
movido por la envidia claramente,
inició una investigación interna
y me abrieron expediente.
Y tras un arduo y largo tormento me expulsaron a la vez
del partido, el comité,
y de mi casa mi buena mujer.
Y quedé sólo con los recuerdos de una pequeña
con uniforme de escuela,
con uniforme.
Me han dado de lado, me han quitado mi escaño.
Da igual, yo te amo.
Estoy perdido, me echaron del partido.
Sólo quiero estar contigo.
Y qué le voy a hacer si me echó mi mujer
sólo porque te quiero.
El mundo entero está a nuestros pies.
A nuestros pies.
Estoy seguro: a mí vendrás
cuando te dejen papá y mama.
Estaremos juntos, lo sé mi amor,
cuando seas mayor.
Me han dado de lado, me han quitado mi escaño.
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INSTRUCCIONES PARA SALVAR EL ODIO ETERNAMENTE
Si ella se va no la perdones.
Si te deja cultiva bien tu odio.
Nunca seas generoso en olvido, si ella se va.
Si te deja no digas adiós
o "Qué vamos a hacerle", no pidas perdón.
No repases vuestras fotos
y, mirándole a los ojos,
regálale eterno tu odio.
Si ella se va no trates nunca de entenderla.
Maldice sus pasos.
Nunca creas sus despedidas, sus promesas, su explicación.
Y provoca llanto y dolor,
que queme su conciencia como el sol,
que el adiós le corte como una cuchilla.
No te confundas ella, es la asesina.
Porque cuando ella se va
alguien la esperará en la esquina.
En otros brazos reirá con otras mentiras,
dirá "Te amo, cuanto tiempo te he estado esperando".
Y te olvidará, todo habrá muerto,
y aquel otoño nunca habrá sido vuestro.
Para qué mentir, que ella se lleve,
aunque dure poco, tu odio para siempre.
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A LAS MADRES DE MAYO
Te busca madre mientras su cuerpo es mecido
por el mar en el que se sumerge dormido.
Sueña tu abrazo, busca recuerdos,
a los que aferrarse para no conciliar el sueño.
El mar se inquieta, es tempestad, lamento.
¿Quién pudo lanzar mil ángeles desde el cielo?
Y oye tus gritos, blancos pañuelos,
cubren sus aguas, los trajo el viento.
Manda una ola para que se lleve
a los traidores que sembraron tanta muerte.
Barcos y naúfragos oyen sus voces.
Les dicen "Nunca, nunca, olviden nuestros nombres".
Díle a las madres que en algún lado,
donde hace falta, seguimos luchando.
Madre, tu hijo no ha desaparecido.
Madre, que yo lo encontré andando contigo.
Lo veo en tus ojos, lo oígo en tu boca,
y en cada gesto tuyo me nombra.
Lo veo en mis luchas y me acompaña
entre las llamas de cada nueva batalla.
Guían mis manos sus manos fuertes,
hacia el futuro, hasta la victoria siempre.
Guían mis manos sus manos fuertes,
hacia el futuro, hasta la victoria siempre.
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CANCION DE AMOR PROPIO
A veces me desdoblo y me digo al oído:
"¡Qué bueno respirar, sentirte vivo!
¡Qué bueno que te cruces por mi camino!".
Rodeado de un espejo circular,
soy feliz con esta esquizofrenia tan particular.
¡Qué grato es encontrarme vaya donde vaya!
Por más que me cuento mis chistes
siempre me hacen gracia.
Si me voy, si me duermo, la vida se apaga.
¡Qué potra saber que siempre me seré fiel!
¡Qué suerte desde un principio caerme tan bién!
Y voy y me levanto cada mañana,
feliz y seguro.
Me hago el desayuno,
me lo sirvo en la cama,
y allá voy,
menudo soy,
me dedico un arrechucho:
sexo seguro,
sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y que le voy a hacer si la gente
me condenó al olvido, a ser autosuficiente,
si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.
¡Qué bonita, qué divertida es conmigo la convivencia!
¡Descojonarme de mi última ocurrencia!
Y esperarme despierto, vuelva a la hora que vuelva,
o cocinar para mí mi plato favorito,
no encontrar en el baño más pelos que los mios.
Sólo yo controlo, sólo yo determino,
mis hábitos de higiene.
Lloro en mi hombro cuando nadie me entiende.
Si me siento solo miro a la luna,
me juro amor eternamente.
Rodeado de un espejo circular,
soy feliz con esta esquizofrenia tan particular.
Y voy.
Y voy y me levanto cada mañana,
Feliz y seguro.
Me hago el desayuno,
me lo sirvo en la cama,
y allá voy,
menudo soy,
me dedico un arrechucho:
sexo seguro,
sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y que le voy a hacer si la gente
me condenó al olvido, a ser autosuficiente,
si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.
Y voy y me levanto cada mañana,
feliz y seguro.
Me hago el desayuno,
me lo sirvo en la cama,
y allá voy,
menudo soy,
me dedico un arrechucho:
sexo seguro,
sin riesgos, sin contemplaciones,
dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor,
menudo soy para el amor.
Y que le voy a hacer si la gente
me condenó al olvido, a ser autosuficiente,
si con eso sobrevivo, que no es poco,
mejor loco que mal acompañado.
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MI VIDA NO HAY DERECHO
Mi vida, no hay derecho a salir con miedo a la calle.
La ciudad se desangra y parece que no había nadie
cuando partieron un alma contra la acera,
cuando surcaron el aire gaviotas muertas.
Tratan de convencernos de que aquí no pasa nada.
Mientras la ciudad muere, hay quién ya clama venganza.
Se empeñaron en matarnos la ideología
y, no contentos, ahora mandan sus perros de cacería.
Mi vida, no hay derecho a salir con miedo a la calle.
Dentro de poco toque de queda y refugios que arden.
Respondamos antes de que se haga tarde,
o quizás un día despiertes y no haya nadie.
A quien mirar a los ojos para contarle
que no hay derecho a salir, mi vida,
que no hay derecho a salir
con miedo a la calle.
Que no hay derecho a salir, mi vida,
que no hay derecho a salir
con miedo a la calle,
con miedo a la calle,
con miedo a la calle.
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PEQUEÑA CRIATURA
Voy a buscarte a la salida del trabajo,
a Madrid le faltan caricias y abrazos.
Se los daremos ahora.
"¿Cómo ha ido todo? ¿Me has echado de menos?
¿Sabes,? anoche apareciste en mis sueños,
llevabas menos ropa".
"Hoy he encontrado en el Segunda Mano
un piso modesto, céntrico, barato,
en el paraíso apenas a unos minutos,
si vamos en Metro, del resto del mundo".
Sueño con ello mientras mi calor te espera.
Impaciente, inexperto, yo quemo la cena.
Llegas tarde a casa.
"¿Dónde te has metido? Te creía perdida".
Me besas y aguantas mis bellas mentiras.
Traes por fin la calma.
Un día de estos te doy un susto y te pido,
seria y formalmente, que te cases conmigo.
Ay, mi vida, un día el susto te lo doy yo a ti,
y si me preguntas, te respondo que "sí".
Pequeña criatura, la esencia más pura
va en frasco pequeño.
Amor mío, ya lo sé, el mismo recipiente también
encierra veneno.
Asumo el riesgo, te miro y planeo
una vida contigo cargada de sueños.
Y si no se cumplen cuando despertemos,
con la luz del día ya veremos lo que hacemos.
Pequeña criatura, la esencia más pura
va en frasco pequeño.
Amor mío, ya lo sé, el mismo recipiente también
encierra veneno.
Asumo el riesgo, te miro y planeo.
Si te falta una almohada, yo te presto mi pecho.
Y si no te amoldas a sus recovecos,
con la luz del día ya veremos que hacemos.
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QUE VA A SER DE MI
Qué va a ser de mí, volveré a mentir de nuevo.
Llenaré mi cama de fantasmas, de muertos.
Contaré los días, las calles que nos separan.
Las tardes de domingo esperaré tu llamada.
Maldeciré a las parejas que, abrazadas,
sueñan con habitaciones de hotel desocupadas.
Y odiaré con calma tu risa,
todas mis palabras, nuestra despedida.
Qué va a ser de mí, les diré barbaridades
a las mujeres hermosas que pasen por mi calle.
Sin que me invites, me colaré en tus fiestas.
Cuando venga tu recuerdo, reiré con violencia.
Iré a buscarte a los sitios acordados
aunque tú no vengas, aunque me hayas olvidado.
Te escribiré los versos que nunca te hice,
seré puntual como siempre quisiste.
Qué va a ser de mí, emprenderé un largo viaje
para que el eco de tus noches nunca me alcance.
Qué va a ser de mí, dudo que en ningún bar
me puedan servir todo el alcohol que necesito para olvidar.
Iré a buscarte a los sitios acordados
aunque tú no vengas, aunque me hayas olvidado.
Te escribiré los versos que nunca te hice,
seré puntual como siempre quisiste.
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Tantas cosas
Si te vas, los árboles del parque
seguirán creciendo, pasará este otoño.
Se unirán dos nuevas soledades,
se dirán mentiras, seguiremos locos.
En el Metro sonreirás dormida camino de clase
y yo como siempre quizás llegué tarde.
Seguiré cerrando bares y recuerdos.
No aprenderé nunca a retirarme a tiempo.
Dormiré en la calle, besaré otros fuegos.
La ciudad en tu ausencia seguirá creciendo,
devorando vidas, haciéndolas humo.
Otros cumplirán los planes que trazamos,
que no terminamos, haciéndolos suyos.
Seguirás llorando en algunos cines,
olvidando todo aquello que aprendiste.
Nacerán mil niños y nuevas canciones,
y quizás alguno, quizás, lleve tu nombre.
Nuevos simulacros, nuevas confesiones.
Si te vas, los árboles del parque
seguirán muriendo y también mi fe.
Seguiré olvidándome las llaves
al salir de casa, y quizá en tu piel
haya quien esconda allí su cansancio,
todos sus temores, o quizás sus labios.
Tantas, tantas cosas seguirán pasando,
que quizás las cosas no nos cambien tanto.
Tantas, tantas cosas.
Pero si te vas, estos días serán
esa sucia y vacía franja de playa
que queda cuando tú te has ido,
cuando el mar se aleja y la marea baja.
Yo estaré cansado y quizás más viejo,
maldiciendo estos días muertos.
Tantas, tantas cosas seguirán pasando,
que quizás las cosas no nos cambien tanto.
Tantas, tantas cosas.
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Una historia de Alvite
Cuando su padre acuchilló a su madre,
estaba tan perdido y tan borracho,
que intentó enterrarla en la cocina
y, muchacho, vivían en un cuarto.
En el Savoy me lo contó el Alvite.
Eran tiempos en los que Ernie Loquasto
reinaba como un dandy analfabeto
entre las putas, el juego y el caballo.
Ella tenía, ya sabes, lo que tienen
esas mujeres que en lugar de labios
te ofrecen la succión de una bañera
y convierten las camas en un charco.
Hay gente que nace en sábanas de seda
y otros, qué quieres, nacen para ser trapos.
Andaba diferente a todas ellas
y nunca se sabía si sus pasos
eran recuerdos de antiguas palizas
o el culo se lo movía el diablo.
Ella, muchacho, me confesó una noche
que su única ambición, a que negarlo,
fuera que cuando le llegara ese momento
el ataúd, joder, fuera forrado.
De los hombres nunca decía nada.
Los hombres nunca nada le habían dado,
si quitas mil palizas y algun beso
con sabor a empastes y a tabaco.
Hay gente que nace en sábanas de seda
y otros, qué quieres, nacen para ser trapos.
Yo ya la conocí cuando no era
ni sombra de ella misma, y sus abrazos
olían a cuartucho de pensiones,
y la muerte le buscaba los atajos.
El Alvite me dijo que una noche,
en un callejon tan solitario
que ni ratas había, te lo juro,
encontraron su cuerpo destrozado.
Tenía, dicen, las mismas cuchilladas
que su padre a su madre le había dado.
Hay gente que nace en sábanas de seda
y otros, qué quieres, nacen para ser trapos.
Ni siquiera logró, maldita sea,
ese ataúd forradito de raso.
Su cuerpo se quedó en el Anatómico
para estudio de la ciencia, muchacho.
Hay gente que nace en sábanas de seda
y otros, qué quieres, nacen para ser trapos.
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La huida
Ella tiene quince primaveras, pocas mentiras que contar,
dos pendientes de primero y aún no ha visto el mar.
Mientras lo espera sobre la acera, se derrumba el mundo.
Él tiene dieciseis agostos y una nube que robó,
y versos de Extremoduro volando en la habitación.
Mientras la sueña copia un poema que luego hará suyo.
Y como cada tarde, la ciudad se detiene en el instante
en el que él la pasa a recoger.
"¿Qué tal en clase?". "Llegaste tarde". "No me riñas, ven".
Y ella aprieta contra el pecho la carpeta, y en el cielo
anémonas de humo, antenas de coral.
"Si quieres, mi vida, te rapto yo un día y te llevo a ver el mar".
Una tarde como otra cualquiera él la pasará a buscar
con el alma en un pañuelo, con el coche de papá.
"Sube al barco, niña. Ésta es la huida que te prometí".
Ojalá que tengan suerte, tal y como lo soñamos,
y al paraíso les lleva a la Nacional 4.
"Amor, ¿por qué lloras? ¿Qué es lo que te pasa?" "Será que soy feliz".
Y nada más pasar Despeñaperros se les echa encima el sueño
y las ganas de compartir sudores.
"Paro y nos dormimos". Fuera queda el frio con la oscura noche.
Al rato, el coche queda lleno de vahos y de vuelos,
en playas infinitas, carretera sin fin.
Arenas desiertas, mil atardeceres que acaban en ti.
No será la luz del alba lo que los despertará,
ni una gran ola rugiendo, no será el olor a sal:
una pareja de picoletos pegándoles voces.
Como el cristal de los sueños, de camino al cuartelillo.
Se han quebrado un par de vidas entre broncas y gritos.
¿A quién se le ocurre? Se deshace una nube y una ola se rompe.
Y ya de vuelta a la ciudad, donde nunca sabe a sal,
la piel y la lluvia, que a veces te besa,
se van para casa, escuchan aullidos, golpes que no cesan.
Los viejos les prohibieron la salida, el tiempo fue arando sus vidas,
quemando poemas, carretera sin fin.
De vuelta hacia casa mil atardeceres que acaban sin ti.
La ciudad se siguió derrumbando, en la acera mientras tanto
anémonas de humo, antenas de coral.
Él se pierde en la bruma, ella sólo recuerda cuando mira el mar.
Le asalta la duda de estar viva y recuerda alguna huida
cuando aún no sabía mentir.
"Amor, ¿por qué lloras? ¿Qué es lo que te pasa?" "Será que soy feliz".
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Has de saber
Amor mío, has de saber
que uno tiene el alma negra
de respirar el humo de los bares
en los que tú nunca has de beber.
Allí perseguí a mujeres ajenas,
que lloraron conmigo o por mí,
que me llevaron a sus casas
para dejarme morir.
Amor mío, antes de nada has de saber
que no soy recomendable.
No tengo alas para llevarte
pero, si faltas, ¿cómo salvarme?
¿Cómo salvarme?
Amor mío, allí olvidé
que soy tuyo, que se hace de día también,
que afuera me estarían esperando,
y dónde diablos aparqué.
Te vi pasar y blasfemar,
y me escondí entre los portales
para evitar que te cortaras
con mi fracaso de cristales.
Amor mío, antes de nada has de saber
que no soy recomendable.
No tengo alas para llevarte
pero, si faltas, ¿cómo salvarme?
¿Cómo salvarme?
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La casa encantada
En esta casa antes hubo soledades,
antes de abrir sus puertas, sus ventanas,
para que entrara el aire de tus cielos,
para que se escaparan los fantasmas.
En esta casa nunca antes sonó un latido
de un corazón que siente, lucha y duda.
Y ahora anda el tuyo buscando sus voces
para cantar a aquellos que no escuchan.
Y ahora vienen a echarnos de esta casa,
búscame entre el humo y el metal,
aferrándome al alma de estos muros
entre los que te conocí,
en que jugamos a ganar batallas,
de esta isla de paz en que yo te creí
cuando me diste manos y esperanza.
En esta casa antes hubo mil silencios,
antes de que tu risa los llenara.
Aquí se forjó el humo de tus versos,
te vi llorar y vi crecer tus plantas.
En esta casa nunca antes hubo madrugadas
en que refugiarse de esta tormenta.
Y ahora bailas y bebes conmigo
en espiral de luz, y es que hubo fiesta.
Y ahora vienen a echarnos de esta casa,
búscame entre el humo y el metal,
aferrándome al alma de estos muros
entre los que te conocí,
en que jugamos a ganar batallas.
Y ahora vienen a echarnos de esta casa,
búscame entre el humo y el metal,
aferrándome al alma de estos muros
entre los que te conocí,
en que jugamos a ganar batallas,
de esta isla de paz en que yo te creí
cuando me diste manos y esperanza.
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La ciudad parece un mundo
La ciudad me mira con tus ojos,
las calles llenas de cansancio.
Esperando una nueva batalla,
todo sigue igual, como lo dejamos.
Un mar de otoño se muere en la acera,
la soledad me espera fuera.
Los parques abrigan oscuros
a niños sedientos de nostalgia.
Se mienten, se abrazan desnudos,
lloran y el sexo les abrasa.
Yo también dije esas mentiras.
Hoy no me pidas que las repita.
La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante
y hoy la ciudad nos enseña que no soy ni seré tu mejor amante.
La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante
y hoy la ciudad nos enseña que no somos ni seremos nunca los de antes.
De noche las camareras,
que ignoran mi existencia, a las que amo,
me sirven una cerveza y alardean
de los hombres que han devorado.
Malditas todas las mujeres
que me han herido, que me han negado.
Regreso a todos los lugares
en los que te amé loco y borracho,
el oscuro bar donde yo te convencí
de que mentir no era tan malo.
"No pienses en él esta noche
y dime que me amas, que él no te oye".
La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante
y hoy la ciudad nos enseña que no soy ni seré tu mejor amante.
La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante
y hoy la ciudad nos enseña que no somos ni seremos nunca los de antes.
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Lo que hay que aguantar
Se recorta tu figura sacrosanta,
en lo oscuro de un bar bailas,
sensual y generosa.
Hipnotizados espectadores,
sufrimos los estertores,
de una visión milagrosa.
Cómplices todos los presentes,
nuestras miradas convergen
en tus rítmicas caderas.
Compartiendo con la gente
tus vivas e inteligentes,
tus animales maneras.
Lo que hay que aguantar.
Ser uno más
compartiendo tanto, tanto sentimiento.
Lo que hay que aguantar.
Parecer vulgar
y ejercer de galán para esta mujer.
Lo que hay que aguantar.
Temo que nos pille algún atasco
a ella y a mí, atrapados
por los coches y el asfalto.
Temo que, sobresaltados,
los conductores de al lado
decidan abordarnos.
Lanzan besos, gritan promesas,
que por ser un caballero
hoy no voy a repetir.
Y ella solidaria les saluda,
y yo quedo con la duda,
¿se están riendo de mí?
Lo que hay que aguantar.
¿Qué feromonas
exhala esta señora, que a todos enamora?
Lo que hay que aguantar.
¿Cuál será su perfume
que a todos nos sume en esta imbecilidad?
Lo que hay que aguantar.
"Me permite que le diga, caballero,
que su amiga es un portento
sobrenatural".
Otros, con peores formas,
alegremente me informan
de lo buena que hoy estás.
Yo sonrío como un idiota,
y no sé si se me nota
que algo arde en mi interior.
Yo sonrío feliz y contento,
y sensatamente asiento
"Creo que usted tiene razón".
Lo que hay que aguantar.
Ser uno más
compartiendo tanto, tanto sentimiento.
Lo que hay que aguantar.
Parecer vulgar
y ejercer de galán para esta mujer.
Lo que hay que aguantar.
¿Qué feromonas
exhala esta señora, que a todos enamora?
Lo que hay que aguantar.
¿Cuál será su perfume
que a todos nos sume en esta imbecilidad?
Lo que hay que aguantar.
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YA VES
Ya ves, a veces me canso de ser hombre y también
me agota escuchar que todo va bien,
y ver tristes hombres mirando al sur,
y no existir si no me miras tú.
Ya ves, a veces me canso de perderte y saber
que estamos solos y no va a volver
guevara para darme la razón
de no verte tendida en mi colchón.
Y mientras tanto,
estrépito de andamios,
pateras y naufragios,
desvelan nuestro sueño.
Y mientras tanto,
si hoy se cae la habana,
¿el día de mañana
quién será nuestro dueño?
Así yo canto para recordar
que sigues a mi lado,
que aún sueñas despierta porque así
vencemos el cansancio.
Así yo canto para recordar
que aún seguimos vivos,
si no ves más allá de tu horizonte
estaremos perdidos.
Ya ves, a veces me canso de ser libre, de ser
libre para venderme y caer
muerto donde mi libertad prefiera,
siempre al otro lado de tu frontera.
Ya ves, a veces me canso de mí y de no tener
valor para buscarte y cometer
todo delito que este amor exija.
"Quieta ahí, tus labios o la vida".
Y mientras tanto,
estrépito de andamios,
pateras y naufragios,
desvelan nuestro sueño.
Y mientras tanto,
si arde Lacandona
si Marcos abandona,
¿quién será nuestro dueño?
Así yo canto para recordar
que sigues a mi lado,
que aún sueñas despierta porque así
vencemos el cansancio.
Así yo canto para recordar
que aún seguimos vivos,
si no ves más allá de tu horizonte
estaremos perdidos.
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